La guerra nos pisa los talones de nuevo. Nos acecha la muerte como si aun tuviese cuentas pendientes con nosotros.
Hace dos días fueron Juaco y Mónica, no solo dos guerrilleros, fueron Juaco y Mónica.
Para construir paz tenemos que controvertir este sistema perverso que le quita el nombre a los niños muertos por desnutrición en la Guajira, que le roba la historia a los militantes de un partido político exterminado, que le arrebata el rostro a los soldados y guerrilleros.
En los noticieros nos cuentan, si, como números, simples cifras. Cuántos mas hay que poner, cuántos mas son necesarios?, “Ahhhh pero eran guerrilleros y no andaban por donde debian…” . La hora de las justificaciones tan satisfactoria para algunos. Pero no, ya no, no hay justificación, los asesinaron. A Mónica y Juaco los mataron.
Quién se responsabiliza de estos muertos, si se llamaran Tomas y Jerónimo y tuvieran apellidos pomposos pesarían más?. Por qué unos nos duelen más que otros. Todos nuestros muertos duelen.
El odio encarnado en nuestra sociedad producto de años y años de labor de unos pocos no nos permite el dolor y el duelo.
Nos acostumbramos al sonido de las bombas y las balas tanto que nos molesta el silencio que nos recuerda nuestra responsabilidad en esta guerra. La responsabilidad que asumimos cuando justificamos la muerte y la naturalizamos en cifras.
Nos merecemos otro país de eso estoy convencida, pero Juaco y Mónica también lo merecían y se lo arrebataron, no son solo dos guerrilleros, a Juaco y Mónica los mataron. Les quitaron la posibilidad de construir un mañana diferente y privaron a Colombia de dos jóvenes con sueños, pero no solo eso, con su partida también vuelven el miedo y la zozobra.
No nos podemos dejar quitar lo que con vidas enteras hemos conseguido, no hay que pagar mas deudas a la muerte, es hora de levantar la cabeza una vez más, es momento de hacer los duelos de quienes han partido de manera digna, devolviéndoles el rostro, la historia, el nombre y la voz.
No fueron dos guerrilleros. Se fueron Juaco y Mónica y no estamos dispuestos a dejarnos quitar más.
M.C.S